lunes, mayo 11

Siempre me fue dificil creer en las palabras de las personas. Me abracé a la celebre expresion 'ver para creer'. Entonces desde ahi levanté un muro entre lo que creo y lo que escucho. Pido con el alma que las palabras no se vuelen, que al instante vengan atadas a un gesto, una accion. Me ha pasado que si. Me ha pasado que no. Ese instante, donde lo segundo sucede, es cuando mi luz se vuelve tenue y mi puerta se va entre cerrando acompañado de un grito ahogado que dice 'no quiero pero no me queda otra' y nadie lo escucha pero a mi no me deja de retumbar en los oidos.
Yo vagaba por la vida con esta expresión como bandera. Mi muro y mi puerta entrecerrada se llevaban bien. Todo iba como yo queria que vaya. 
Hasta que un dia viniste vos con tu arrogancia, tu coraza y tus gruñidos. Y yo me limité a reirme de lo insulso que era ver como no crecias a causa de las limitaciones que vos mismo te ponias. Sintiendome mas grande, mejor y mas experta lancé mi frase amada, con orgullo y preponderancia.
Es ver para creer.

Y el quiebre vino justo despues cuando me contestaste.
No. Porque si no creemos en las palabras de las personas ¿que nos queda?

Me quedé en silencio. La luz se prendió, el muro se cayo, la puerta se abrió. 
Ahi estaba yo, detras de todo eso, lastimada y con verguenza. 

Pero sonreí. Entendí que solo me querias enseñar a vivir distinto.

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